Psicoterapia Simbólica

Caso real

Mi nombre es Fabián y quiero compartir mi experiencia con la psicoterapia simbólica. Siempre cambiaba de escenarios en mi vida creyendo que todo a mi alrededor estaba mal, pero en realidad, mi entorno no era el problema. Había algo en mí que me impedía disfrutar de mi vida. Soy de una ciudad pequeña cerca de Rosario, Santa Fe.

En mi vida intenté de todo para sentirme lleno: cambié de pareja, de trabajos, de amigos, de creencias… hasta llegué a cambiar de país más de tres veces. Sin embargo, seguía sintiendo ese vacío. Fue entonces cuando descubrí la psicoterapia simbólica.

Gracias a este enfoque terapéutico, comencé a entenderme mejor. Tras cada sesión, me sentía un poco mejor, empezaba a disfrutar de nuevo de las cosas simples, como hacer fila en el supermercado, algo que antes me desesperaba. Entendí que gracias al trabajo interno no tenía que estar siempre apurado ni buscando algo externo que llenara mi vacío.

Finalmente, después de un tiempo, decidí volver a mi ciudad natal, esa que tanto odiaba. Volví a hablar con mis amigos de toda la vida, aquellos de los que me había cansado. Pero esta vez, era diferente. Ahora disfruto de mi vida casi todos los días. La psicoterapia simbólica me ayudó a encontrar paz y felicidad en las cosas simples y a valorar lo que tenía. Volví a encontrarme y a disfrutar de mi vida en la ciudad que una vez quise dejar atrás.